
El jefe de Gobierno arrancó la campaña hacia el2 023. Jamás se expone a la confrontación y busca disputarle los votantes de centro al Presidente
Con la campaña electoral lanzada, el jefe de Gobierno parecería hacer oído sordo a todas las críticas que suscitan a su alrededor. Como el gran Nicolino Locche, Horacio Rodríguez Larreta esquive todos los golpes que se le arroja, tanto desde el Frente de Todos, como desde la propia coalición que intenta liderar hacia el 2023.
Sin reelección, Larreta ya avisó que competirá en 2023 y comenzó los primeros movimientos hacia un armado nacional.
El jefe de Gobierno es consciente que goza de una buena imagen como gestor, y usa la Ciudad como gran vidriera a nivel nacional. además, esa buena imagen es compartida con Alberto Fernández, mientras que Mauricio Macri y Cristina Kirchner tiene mayores porcentajes de imagen negativa por sobre la positiva.
Y es que en la Argentina las elecciones se ganan tomando el “centro del ring”, tal vez por eso Larreta evita todo tipo de confrontación. Fernández habló días atrás de una CABA “opulenta”. Kicillof se mostró tan enérgico como de costumbre el lunes en la conferencia de prensa al sostener que no se permitirán más aperturas. En la misma línea habló el titular del área de Salud Daniel Gollán quien dijo que quienes trabajan en los bares de CABA, viven en el conurbano.
Larreta con habilidad magistral esquiva los golpes una y otra vez, y avanza sin confrontar en su programa de aperturas. Por más intentos que hagan desde el FdT de subirlo al ring, Larreta hace caso omiso.
En el entorno del jefe de Gobierno son conscientes que las figuras de Macri y Cristina, hoy son valoradas negativamente por la sociedad. En ese marco, al igual que el gran boxeador Locche, Larreta nunca pega, pero evita los golpes y juega al desgaste del adversario.