
LaNoticiaWeb entrevistó a integrantes de varios comedores de diferentes lugares del AMBA. ¿Cómo es ayudar a los vecinos en medio de la propagación de un virus que profundiza la crisis social y económica?
Las predicciones ya son conocidas: la crisis económica que se está desatando por la propagación del coronavirus será incluso peor que la Gran Depresión de 1930. Según las estimaciones del FMI, en el 2020 el PBI mundial sufrirá una caída del 4,9%.
Para la Argentina la situación se prevé aún peor, el Fondo pronostica una contracción entorno al 10% del PBI. En consecuencia, UNICEF estimó que la pobreza en niños, niñas y adolescentes será del 58,6%.
Pero la pobreza no es solo un indicador económico: el hambre perfora el estómago de los chicos y hace crujir los intestinos.
LLEGÓ EL COVID, LA CRISIS Y LA SOLIDARIDAD.
Los Nogales es un pequeño barrio ubicado en las afueras de Cañuelas, sobre la vieja ruta 205. Las 150 casas de familias que lo habitan no cuentan con calles de asfalto, agua corriente, cloacas y zanjeos.
Allí, Laura y su esposo, con la ayuda de su tía y hermana, decidieron utilizar el garaje de su casa para poder ayudar a los vecinos. “Esto arrancó en abril y hasta el día de la fecha seguimos dando comida los viernes, mercadería los sábados y merienda los domingos”, contó Laura, la principal encargada del Comedor en Cuarentena.
Asisten a 30 familias, aunque a veces ese número se sobrepasa debido a las necesidades y en el comedor no llegan a dar abasto: “Hay veces que vienen más de 30, me han venido gente de otros barrios y hay veces que nos falta comida”, indicó Laura.
A pesar de lamentarlo, tuvieron que tomar la decisión de seguir asistiendo solo a las familias que se anotaron inicialmente. El Comedor en Cuarentena se provee de diferentes donaciones, que consiguen tanto Laura como su marido, y también, desde hace un tiempo, cuenta con la colaboración de la subsecretaría de Desarrollo Social de Cañuelas.
En la localidad del Palomar, un grupo de padres de chicos que juegan en la categoría 2012 del Club Villa Estruga tuvieron una iniciativa similar: ollas populares en tiempos de pandemia. “El último sábado le dimos comida a 70 personas aproximadamente”, contó Gustavo, uno de los pioneros de la iniciativa, que detalló que la entrega es solo semanal, pero que se le da “4, 5 porciones por persona”.
Olla Entre Todos mantiene muy activa su presencia en las redes sociales, canal por el cual más donaciones reciben para hacer las ollas populares los sábados, a partir de las 11:30. “Lo que intentamos hacer, adicionalmente al plato de comida, preparar una bolsa de alimentos basada en las donaciones que vamos recibiendo en la semana”, aseveró Gustavo.
Según Gustavo, en Olla Entre Todos, las donaciones las reciben de “los comerciantes de la zona, vecinos, amigos y compañeros de trabajo”. En total son 10 las personas que colaboran con la iniciativa. “Hay bastante laburo detrás de esto, con la intención de que la gente se sienta contenida y también tratar de evitar los posibles riesgos de contagios”, graficó.
En la actualidad, no reciben formalmente colaboración por parte de la Municipalidad de Morón, pero desde la Secretaría de Desarrollo Territorial se comprometieron para comenzar a entregarle desde las próximas semanas mercadería para que puedan cocinar unas 200 raciones.
“El objetivo es seguir atendiendo y dar la mayor ayuda posible”, concluyó Gustavo.
La antesala de la pandemia ya no era nada buena, el país viene de una crisis macroeconómica que golpeó fuertemente al entramado social y económico. El Coronavirus lo profundizó. El Estado, con los escasos recursos que tiene, intenta asistir a los más vulnerables a través de las carteras de Desarrollo Social Nacional, Provincial y Municipal. Pero no alcanza. Y es por ello que la solidaridad se volvió indispensable para evitar un estallido social similar al del 2001.
COMEDORES EN ÉPOCA DE PANDEMIA
Agustín de Paternal y su novia preparan viandas para las personas en situación de calle. “En principio era en Floresta y Paternal y ahora nos estamos extendiendo a otros barrios como Villa Crespo”, desarrolló Agustin.
A través de la ayuda de las redes sociales consiguen los recursos con las colaboraciones de otras personas para poder cocinar y repartir las viandas todos los días. “Es impresionante, es como prender un motor y aparece un montonazo de gente recontra dispuesta a ayudar”, destacó Agustín, sobre la importancia de la ayuda que reciben de otras personas para poder entregar las bandejas de comida.
“Nosotros teníamos 60 familias antes de la pandemia, que equivale a 120 chicos, y ahora tenemos 120 familias, el doble”, señaló Natalia, la encargada del comedor Pequeños Gigantes, ubicado en el barrio Carolina de Florencia Varela. El comedor existe desde enero del 2016 y se desarrolla detrás de una iglesia evangelística, quien les concedió el lugar.
El comedor Pequeños Gigantes de Varela entrega merienda y cena. Natalia y otras 6 mamás son las encargadas de cocinar y preparar la comida para que los vecinos pasen a retirarla. Su principal proveedor de alimentos es la Municipalidad de Florencio Varela. Pero en este momento no le están entregando los alimentos secos por faltantes. Solo les acercan carnes, frutas y verduras, lo que obliga al comedor a buscar donaciones para poder cocinar.
El comedor Los Gardelitos se encuentra en Carlos Gardel, un barrio joven y humilde de la localidad del Palomar. A diferencia de los casos anteriormente mencionadas, Los Gardelitos cuenta con personería jurídica y recibe la asistencia directa de la Municipalidad de Morón.
Pero debido al aumento de la demanda por las necesidades sociales y económicas que ocasionan la propagación del Covid-19, tuvieron que salir a buscar recursos por otros lados. En la actualidad, asisten a 70 familias con un promedio de 4 integrantes por cada una.
“Trabajamos con los recaudos correspondientes en la cocina, con los barbijos y con distanciamiento social”, aseguró el Presidente del comedor, Silvio. En ese sentido, agregó que la entrega de la comida se hace “desde la puerta, con un nylon y mucho alcohol en gel”.
Los esfuerzos de muchos comedores y personas que siempre se dedicaron a ayudar a los más vulnerables tuvieron que multiplicarse. A causa del virus que nos acecha a nivel mundial, las necesidades crecen día a día. Por suerte, la solidaridad también.