El ex legislador protagonizó un pase desde la oposición dentro del peronismo a un puesto estratégico en el esquema oficial, de la mano de Julio De Vido.
De Vido lo hizo: Eduardo Camaño, un duhaldista auténtico, es el directorio del Ente Nacional de Regulación de la Electricidad (ENRE). Un pase desde la oposición del peronismo al más puro poder K.
Su designación sorprendió a más de un político. Desde que había dejado su último cargo de presidente de la Cámara de Diputados, deambulaba sin mucho brillo por el despacho del senador José Pampuro. Estaba a punto de ser nombrado asesor, pero la oferta pingüina le llegó antes.
“De Vido es el autor político del cruce de vereda”, dijo ayer una fuente del Ministerio de Planificación.
Camaño en la última elección presidencial se alineó con Roberto Lavagna. La vuelta del ex ministro al PJ y su acercamiento al ex presidente Kirchner también habría atraído al otrora peronista bonaerense a las filas oficialistas.
Su designación como director del ENRE todavía no fue oficializada en el Boletín Oficial. Sin embargo, se difundió su nombramiento y hasta la foto con el ministro Julio De Vido. Todo un mensaje político en estos tiempos de imperiosa suma de voluntades en el Congreso.
Ocupará el lugar en el directorio del ente que estaba vacante tras la renuncia de Julio César Molina. Su experiencia en el área eléctrica es prácticamente nula y no se siguió el procedimiento de concurso público fijado por ley.
Camaño es un político de raza. Fue intendente de Quilmes entre 1987 y 1991, tres mandatos como diputado nacional y llegó al cargo máximo del poder: presidente de la Nación por tan sólo dos días, el 31 de diciembre de 2001 y el 1º de enero de 2002. Sucedió a Alberto Rodríguez Saá ante la negativa del presidente del Senado, Ramón Puerta, de tomar el cargo.
Desde la presidencia de la Cámara baja supo ser un dolor de cabeza para el kirchnerismo en las épocas más duras de enfrentamiento con el duhaldismo.
“Kirchner quiere la destrucción del peronismo. El Presidente debe estar en campaña de gobierno, no en campaña política. Esta es la obligación que tiene, no puede atacar a sus adversarios. O peor, atacar a aquellos que le permitieron llegar al lugar donde está. Esto no solamente no es bueno para el peronismo, sino que es malo para el país”. Contundente, la frase la dijo Camaño a mediados de 2005.