Por Alfredo Buglioni
El agitado tablero político se mueve con miras a las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 26 de mayo, esta contienda la debemos contextualizar en el marco de la aplicación de las políticas de austeridad y de ajuste que el neoliberalismo globalizador desarrolla en el viejo continente, y la reacción que esto produce, ¿que se juega en realidad? ¿Una simple distribución de bancas en el parlamento o el debate de una nueva configuración de la Unión Europea?
El resultado de la elección traerá, sin dudas una nueva configuración en la distribución y reparto parlamentario, pero además quedara planteada la renovación de los organismos que gobierna la UE, como la Comisión Europea que es presidida por el luxemburgués Jean-Claude Juncker, que funciona como una suerte de poder ejecutivo europeo, lo que está claro es la disputa de dos modelos de Europa vinculado a un nuevo diseño desde lo económico, social, cultural, pero prioritariamente político bien definidos, por un lado el proyecto que impulsan los partidos y movimientos soberanistas o nacionalistas, que expresan una parte del malestar de la sociedad, y por otro lado el proyecto del establisment europeo que aglutina a los impulsores de la globalización neoliberal, que reúne a las grandes corporaciones económicas y que tienen como sus representantes a los partidos liberales, conservadores, democristianos y socialdemócratas del continente.
En ese sentido el debate no pasa por las tradicionales etiquetas de izquierdas o derechas, sino sobre un nuevo clivaje, entre Neoliberalismo/globalizador o Soberanistas/Nacionalistas, el cual expresa más acabadamente la realidad política que está atravesando Europa.
Las elites dirigentes de los partidos políticos que defendieron la tesis de los Estados Unidos de Europa -conservadores, demócratas cristianos, liberales y socialdemócratas- hoy están en crisis, porque se subordinaron a la ola globalizadora e impusieron estas directrices implementadas por la burocracia, con medidas contrarias a generar una mejor integración económica y cohesión social, profundizando el deterioro cuya mayor expresión fue la pérdida de empleo, lo cual derivó en una crisis de representación de la dirigencia en su conjunto. La aplicación de las políticas de ajuste y austeridad llevada adelante dan como resultado la restricción a la expansión de la demanda, es decir restringiendo el consumo, los rescates millonarios a los bancos tras la crisis financiera, el aumento indiscriminado de los servicios públicos, el recorte del gasto publico afectando a los servicios básicos de educación y salud, y caída del empleo en la mayorías de los países europeos, lo que conlleva a una disminución de la calidad de vida de los ciudadanos.(Véase Buglioni, Alfredo-Mason Alfredo “La Irrupción de los Nacionalismos en Europa”, Buenos Aires, Ciccus, 2018: p. 66/67).
Frente a ello, el politólogo brasileño Emir Sader dirá que “cuando Europa fue menos liberal, más reguladora, fue un continente más justo. Cuando se rindió al liberalismo, se sumó al mundo de la desigualdad y de la exclusión social. Europa no ha sacado lecciones de su pasado reciente, sino que ha importado los modelos del FMI y del Banco Mundial. En lugar de valerse de su capacidad para crear alternativas, ha cedido a los modelos neoliberales que han fracasado en todo el mundo” (Público.es 17.8.2015).
Los principales exponentes de este proyecto neoliberal son el presidente francés Emmanuel Macron, líder del partido La Republica en Marcha (LRM), la canciller alemana Ángela Merkel, (CDU), y el presidente del gobierno español, Pero Sánchez (PSOE), entre otros.
La reacción del bloque nacionalista se manifiesta con mayor fuerza y propone un volver a las fronteras nacionales y recuperar la soberanía nacional, salir de la organización de la OTAN, un rechazo a las instituciones de Bruselas y plantean la necesidad de colocarlas al servicio de los pueblos y no de los intereses de las corporaciones, un rechazo a la inmigración y al multiculturalismo, porque sostienen que atentan contra la raíz cultural de una Europa cristiana, cuestionan las actividades de las grandes empresas y los gobiernos europeos en África y Asia, atribuyéndoles la responsabilidad de las guerras y hambrunas que generan la ola migratoria, como consecuencia de ello proponen más controles en las fronteras para detener esta ola de inmigrantes tienen, además, una mirada de desconfianza en relación al Islam.
Los principales exponentes del espacio nacionalista son, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban quien ha expresado en reiteradas oportunidades que la Unión Europea está en cada nación y no necesariamente en las instituciones con sede en Bruselas, el ministro del interior y vicepresidente del gobierno italiano Mateo Salvini, quien expresa con mayor dureza la política contra los inmigrantes, impidiendo la llegada a las costas italianas de los barcos que provienen del norte africano, la Eurodiputada de la Agrupación Nacional francesa, Marine Le Pen, el diputado holandés Geert Wilders, quien propone expulsar a todos los musulmanes de Holanda, el Vicecanciller austriaco Heinz Christian Strache, el diputado federal de Alternativa por Alemania (AfD), Alexander Gauland , el presidente del partido Ley y Justicia, el polaco, Jaroslav Kaczynski, el partido Amanecer Dorado griego liderados por Nikos Mijaloiakos, que propone la salida de su país de la EU, además de detener y deportar a todos los inmigrantes y la nueva incorporación el partido español VOX con su referente Santiago Abascal, a partir de cuya entrada en el parlamento andaluz en diciembre del año pasado, logró una importante proyección a nivel nacional. También integran este bloque Nueva Alianza Flamenca en Bélgica, el partido del Progreso que integra el gobierno en Noruega, el partido los Verdaderos Finlandeses, que forman parte del gobierno, en Finlandia, el partido Popular de Dinamarca que también integra el gobierno cuyo referente es Kristian Dahl, y los Demócratas Suecos que obtuvieron el 20 % en las últimas elecciones legislativas del 2018, cuyo referente es Jimmie Akesson, el cual plantea retirar a Suecia de la UE.
En este sentido hay que tomar nota de un nuevo protagonista, Sthephen “Steve” K. Bannon, que es parte de una galería de personajes como George Soros que son una suerte de bin laden del mercado. Bannon proviene del mundo financiero y dirigió un portal de internet, Breitbart News, ligado al alt-right estadounidense y al Likud israelí. El mismo fue echado de la administracion Trump siete meses después del inicio de su presidencia por declaraciones extremistas. En definitiva representa uno de los factores de poder que apoya al actual presidente de los Estados Unidos, y ha fundado una organización política: “El movimiento” en Bruselas. A su vez esta articulando un centro de formación política para dirigentes de partidos nacionalistas de toda Europa, ubicado cerca de la ciudad de Roma, cuyo objetivo central es generar un dispositivo entre todas las formaciones políticas que expresen su descontento con la UE, en línea con la política exterior aplicada por la administracion norteamericana de correrse de la protección del viejo continente, lo cual quedo de manifiesto en las sucesivas cumbres del grupo del G7 y G20 en donde Donald Trump les reclamo que se hagan cargo de su propio sistema de defensa.